EL RECINTO MELLAH o BARRIO JUDIO

Se conserva bien en un arrabal que se cierra sobre la plaza de san Antón, dónde se sitúa la sinagoga – de finales de la Edad Media- hoy convertida en ermita de san Antón.
El origen de los judíos hijaranos, es incierto y carecemos de información definitiva. Es más que probable que, aunque existentes con anterioridad, se constituyeran en aljama, tras la fundación del señorío de Híjar en el siglo XIII.

La judería de Híjar, se articula en torno a la plaza de San Antón, y las calles contiguas de la Fuente, Jesús y Azaguan. Como judería que era, disponía además de su propio horno, carnicería, su baño ritual o “miqwe”, el “fossar” y escuela talmúdica.

Las primeras referencias que tenemos de su presencia, es a raíz del indulto que Alfonso IV, concede a unos judíos fabricantes de seda. Estos son trasladados a Híjar a instancia de doña Teresa de Alagón

En 1410, el adelantado de la aljama de los judíos, escribía al arzobispo de Zaragoza para solicitarle permiso para ampliar la sinagoga. Relevante información por lo que representa y por quien la firma, AÇach Chinillo, patriarca de la familia de los Chinillo que, convertidos al cristianismo, tomaron el apellido Santangel. Varios censales del siglo XV, signados por la aljama de judíos de Híjar, nos invitan a pensar que en este siglo, vivían en ella al menos 150 almas.

El primer Duque de Híjar, protegió especialmente a los judíos. La imprenta del palacio ducal debieron de atenderla ellos, porque en Híjar entre 1485 y 1490 tres rabinos imprimieron varios incunables en caracteres hebraicos.

A raíz del decreto de expulsión, los Duques de Híjar siguieron protegiendo a sus vasallos; retrasando, según citan algunas fuentes, hasta 1530, fecha en la que el emperador Carlos V, les recordó el decreto de expulsión. Representativo de esta protección, es la pensión que deja el duque de Híjar en su testamento de 1517, a la viuda del Rabí.