EL BARRIO MORISCO

Desde la carretera vieja, hasta el barrio de San Blas, extendido sobre un pequeño valle, con la mezquita, después iglesia de la Magdalena. En esta parte del recorrido se aprecian edificios civiles como la casa del ‘Justicia’ en la misma plaza de San Blas.

La llegada de los musulmanes a la península ibérica, y por definición a Híjar, esta bastante bien definida. Sin embargo, a cerca de su modo de vida, sus nombres o sus tradiciones, pocas cosas nos han quedado.

El desembarco de los musulmanes en la península ibérica, se produjo en el 711. Ante la pasividad, el desconcierto y la desorganización de los reyes visigodos, en el año 720, habían conquistado toda la península. El asentamiento se produjo buscando los cauces fluviales; en el Bajo Aragón, los ríos Aguasvivas, Martín y Guadalope, fueron los cauces elegidos para asentarse. Topónimos como Alcañiz, Albalate dan buena muestra de ello.
Los estudios realizados, atestiguan que en la plaza del castillo se instaló un castillo o qalat de época islámica. A su vez, uno de los torreones que lo rodeaban, que presenta una factura almohade, data del siglo XI.

Estos se afincaron en la zona sur del pueblo. La plaza de la parroquia y las calles adyacentes, constituyeron la aljama de los moros. De esta zona, el único resto que queda de esta época, son los muros de la antigua puerta que cobija la capilla-arco de la Virgen de Arcos, y el nombre de la calle contigua a la capilla. A través de esta puerta, se iniciaba el camino; que por el río, comunicaba la Villa de Híjar con la de Urrea de Gaen.

En 1495, en el fogaje que encargo Fernando II, aparecen en el reseñadas 40 familias u hogares; lo que supone una población de unas 200 personas. Y al otro lado del camino, en Urrea de Gaen, eran 52 hogares.

Sin duda, la mayor aportación de los musulmanes a la villa de Híjar, y que se conserva en la actualidad, es el sistema de regadío de la huerta. Los musulmanes introdujeron su sabiduría y sus aportaciones resultarían decisivas para el desarrollo social en la edad media. Introdujeron nuevos cultivos como los cítricos y el arroz. Técnicas como la rotación de cultivos o la siembra estacional. Pero sin ningún genero de dudas, la principal aportación fue el regadío. La conducción de las aguas a través acequias, con el fin de irrigar los campos. Las azudes, para retener y desviar el agua de los ríos. El Ador, que es el turno de riego que vigilante contempla el zabaceicas.

Durante el siglo XVI y hasta su expulsión en 1610, las dos universidades vivieron de forma paralela su día a día. Soportaban cargas impositivas diferentes y solían tener discusiones por los derechos de paso o por las tierras. Esta situación toco a su fin en 1702, cuando se unificaron las dos universidades en una sola.