HISTORIA MODERNA

La Edad Moderna, se convierte en el periodo de esplendor de la Casa de Híjar y por extensión de la Villa que lleva su nombre.

conventoD Juan Fernández de Híjar y Cabrera, fue el primer Duque de Híjar, desde el 16 de abril de 1483. A raíz de esta dignidad, instalo en su Palacio una imprenta propia, que fue de las primeras del reino. En su testamento de 1517, hace venir a los Franciscanos para organizar la Semana Santa “de gran antigüedad”. Hasta ese momento, los vecinos se juntaban en el “cabezo de la cruz” el jueves Santo a media noche, donde hacían sonar “cacharros”. Los Franciscanos, organizaron las procesiones, y vistieron a todos los vecinos con la túnica negra que se lleva en la actualidad.

La llegada de Los Franciscanos a Híjar, fue decisiva para el devenir de la Semana Santa. Desde 1517 hasta 1524 se instalaron en la ermita de San Antonio, “antes clamada synoga de jodios”, en la contigua “casa del Rabí” (desaparecida en la actualidad), en tanto se les edificaba el se el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles (en ruinas); donde permanecieron de forma ininterrumpida hasta 1835. Tras la desamortización, el convento quedo desocupado durante varios años.

La llegada de los Franciscanos, la Villa de Híjar articula su Semana Santa en este momento. En 1600 se edifica en el “cabezo de la cruz” una ermita dedicada al Santo Sepulcro. Esta ermita se hundiría un siglo después y entre 1719 y 1732 se volvió a reedificar, con el aspecto que conocemos en la actualidad. Con el tiempo se le añadió al conjunto unas naves en los laterales para guardar los pasos de Semana Santa, y una casa para el ermitaño. A lo largo del siglo XX, fueron eliminados esto añadidos, volviendo a lucir con su apariencia original del siglo XVIII.

iglesia san blas

Iglesia de San Blas

Durante el siglo XVI, los Duques de Híjar, invirtieron abundantemente en la construcción de templos. La Iglesia de San Blas, fue edificada junto a la puerta sur de la Villa. Se fundó en 1513; según constaba en una inscripción junto a la puerta. Reparada en 1760, fue destruida en la Guerra Civil. En la Iglesia de San Blas se juntaba el “ligajo de ganaderos” y junto a ella, había un corral para encerrar el ganado. También en este siglo, se continua con la construcción de la Iglesia de Santa Maria la Mayor. Doña Guiomar Enríquez, esposa de Don Luis Fernández de Híjar, II Duque de Híjar; dejo en su testamento de 1519, 3000 sueldos jaqueses para la construcción del retablo de la iglesia. Este retablo no se iniciaría hasta 1534.

También en este siglo, se edificaría la ermita de Santa Bárbara. Se inicio su construcción en 1561, aprovechando un fortín que había en el lugar.

El VIII Duque de Híjar, Don Jaime Francisco de Silva y Fernández de Híjar, dejó al morir en su testamento, el 25 de febrero de 1700, que con las alhajas de plata que tenía se hiciese una arqueta, para que en ella se pusiese el Santísimo los Jueves Santos, en la iglesia Parroquial de Híjar.

Don Luis Fernández de Híjar y Arellano, IV Duque de Híjar, por privilegio de diciembre de 1536, permitió edificar a Bernardo de Cerdán, un granero a su costa en la Judería de la Villa de Híjar, con toda la amplitud y patio correspondiente. El granero aun existe y se conoce como el “Granero del Pilar”; puesto que en él se almacenaba el diezmo que se recogía para la Iglesia del Pilar.

Tras la expulsión de los judíos, la villa de Híjar quedó dividida en dos. La Villa de los cristianos viejos, que se extendía alrededor de la plaza de la Villa, y la Parroquia, que se extendía desde la plaza de San Blas hasta la de la Parroquia. Cada uno de ellos, con su propio concejo. Sin embargo, la parroquia de nuevos pobladores o cristianos nuevos, carecía de los privilegios que tenían los habitantes de la villa. Motivo de disputas continuas y fuente de problemas para los Duques. Doña Juana Petronila Silva y Pignatelli, Solucionó el secular problema de las diputas entre la Villa y la Parroquia, otorgando una concordia para unir definitivamente ambas en una sola. El 7 de septiembre de 1702, unió las dos universidades en un solo Concejo General, en el que tierras, dehesas, aguas quedaban bajo el mismo régimen. Compuesto por 19 consejeros, un justicia de juez ordinario, un jurado para el gobierno de las dos universidades unidas, un jurado para el gobierno de las acequia mayor y otro para la de la Vega.