La noche del Jueves Santo la Plaza de la Villa se tiñe poco a poco de negro a medida que se acerca ese momento cargado de emoción y expectación. A las 12 de la noche, con la plaza ya abarrotada de gente, y a una señal del Alcalde, cientos de tambores y bombos suenan al unísono con una misma marcha. Romper la hora no deja a nadie indiferente.